Era una fría noche de abril, alertados por la llamada del rock and roll decidimos desplazarnos hasta el madrileño Fiat Café para disfrutar de la actuación de la maravillosa Fiat Café Band. En esa banda, empuñando la guitarra y defendiendo algunos temas a la voz, se encuentra Rafa Martín, toda una leyenda del hard rock melódico en España. Tras la actuación, nos sentamos a charlar distendidamente con él y repasamos toda su trayectoria en un mundo tan complicado como es el de la música.
Quién me iba decir a mi cuando te vi en 1995 en el concierto del Parque Tierno Galván de Madrid junto a Los Rebeldes que más de 20 años después iba a tener la oportunidad de entrevistarte.
Pues porque no ha habido otra ocasi?n. Yo, encantado.
Formaste tu primera banda muy joven, ¿qué estilo de música hacías con esa edad?
Sí, antes de mi carrera en solitario hice otros dos discos con Los Que Faltaban. Era muy joven (18 años), estaba empezando a componer y hacía rock’n’roll de garaje con lo colegas de mi barrio, la urbanización Santo Domingo de Algete. Los Nikis eran vecinos nuestros y yo les veía ensayar al lado de mi casa y ví que eso me molaba y es lo que quería hacer.
¿Cuáles fueron tus primeras influencias musicales?
Siempre he escuchado mucho pop español cuando era jovencito. Dentro de estos grupos, Los Secretos ha sido el grupo que más me ha gustado y por tanto, más me ha influenciado. Luego empecé a escuchar a Dire Straits, Bon Jovi, Bruce Springsteen, Bryan Adams, Rod Stewart, Def Leppard y ese rock anglosajón fue lo que termino por llamarme más la atención. No he sido una persona que haya escuchado muchos grupos de música, siempre he sido poco activo en ese sentido.
¿Tuviste reticencias en tu entorno a la hora de dedicarte a la música?
Muchas, mis padres son muy mayores y al principio no lo entendieron. Mi padre es ingeniero industrial, una de las carreras más difíciles en aquella época. Él quería que yo fuera como él, pero yo nunca fui un gran estudiante, lo de estudiar nunca me llamó la atención, aunque ahora sí estoy estudiando cosas que me interesan. A mí me atraían las guitarras y creí en mí desde muy pequeño, así que cuando a los 18 años firmé un contrato con una discográfica, estaba saliendo en la tele y girando por España, mi padre no tuvo más remedio que decirme: haz lo que tu creas pero tienes que seguir estudiando… Y a partir de ahí, todo el apoyo.
En cuanto a mis amigos de la infancia y los que estuvieron conmigo en mi primer grupo, me han ido siguiendo durante mucho tiempo y han ido a verme tocar a cualquier sitio que fuera: Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Valencia… Son un encanto. A veces no valoras las cosas hasta que ha pasado un tiempo, en tu día a día no eres consciente de que tienes a tu alrededor, gente ofreciéndote un cariño que no valoras.
Corazón de Hierro
¿Qué te parece el calificativo El Bryan Adams español que se te daba cuando empezaste con tu disco Corazón de Hierro?
Es obvio que Bryan Adams ha sido uno de mis artistas favoritos y una gran influencia y que tenemos un registro de voz similar. Cuando salió Corazón de Hierro todo pintaba que iba a ir muy bien. Tanto los críticos como locutores de rock de toda la vida se quedaron impresionados con el disco y, como estaba en una multinacional, sonó mucho también en las emisoras comerciales.
Claro, tú dime qué disco de música en español de los 90 suena como Corazón de Hierro.
Ninguno, pero, para mí, ni en el año 95 ni ahora suena ninguno así. Y no es sólo mérito mío porque fue un trabajo en conjunto con unos musicazos que tienen muy claro cómo debe sonar ese estilo de música.
Te estás refiriendo a Harem Scarem ¿no? ¿Cómo aparecieron en escena?
Cuando yo hice las maquetas de Corazón de Hierro, todas las multinacionales se interesaron por mí. Yo me iba a casar, con 23 años, y por eso me fui con el que más dinero me ofrecía, que fue Sony. Me dio un millón de pesetas a fondo perdido sólo por firmar con ellos y no firmar con otros y me dejó elegir con qué grupos trabajar a nivel internacional. Y yo elegí a Harem Scarem.
¿Los conocías antes de eso?
Sinceramente, no. Los conocí a través de mi manager, José Luis Gil, y cuando los escuché dije: Esto es lo que yo quiero. No era un grupo de los que estaban ahí arriba, como Bon Jovi, pero era gente muy humana y que les encanta la música, tampoco era tan caro como te podrías esperar.
¿No se vendió bien ese disco?
Vamos a ser sinceros, ese disco costó muchísimo hacerlo. Yo tengo una manera de componer y de cantar especial. Pero ese disco suena tan especial porque lo hice con gente que sabe hacer eso, lo que me benefició en muchísimas cosas, como en que me conociera mucha gente que conocía Harem Scarem, tanto en España como fuera de España, y se interesaran por mí.
¿Por qué no funcionó?
Seguramente, porque no tenía que funcionar, no pasa nada. Cuando uno es joven y pone todas sus ilusiones en hacer algo y tiene unas expectativas, si no funciona como tú crees te vienes un poco abajo. Pero con el tiempo te das cuenta que la música es un medio de expresión. Me gustaría ganarme la vida sólo con mi música porque me encanta componer, pero al final siempre estamos pensando en lo que no tenemos, lo que podríamos haber logrado, y no nos damos cuenta de que lo que tenemos es único. Yo no he sido consciente de la repercusión que había tenido mi disco hasta la aparición de las redes sociales en 2008 con MySpace y demás.
Rafa Martín, en una actuación de la Fiat Café Band. Puedes ver todas las fotos del concierto y la entrevista en nuestra página de Facebook.
Tu salida de Sony tras ese disco no fue amistosa.
En 1995 yo había firmado un contrato con Sony por cinco discos y a los siete meses de sacar el primero me rescindieron el contrato unilateralmente porque, según ellos, no se habían conseguido los objetivos que se habían marcado. En realidad, no todo lo que se gastó Sony en ese disco se empleó en grabarlo, hubo manos por detrás y por debajo que se llevaron gran parte. En concreto, alguien que había apostado mucho porque yo estuviera en Sony, se llevó parte del prepuesto y por eso lo echaron de Sony. Y yo fui un daño colateral. Por supuesto, yo era absolutamente ajeno a todo esto y me enteré mucho después.
Cuando Llegue a Volar
Después de ese disco tardas cinco años en grabar el siguiente, Cuando Llegue a Volar ¿Por qué es tan diferente del primero?
Bueno, cuando me echaron de Sony, fue un golpe muy duro. Me quedo sin contrato, estoy ya casado y no tengo nada: ni paro ni ingresos. Tampoco sabía por dónde tirar, estaba un poco perdido, porque después de lo de Sony ninguna discográfica española quería apostar por mí. Así que empecé a componer, me monté un pequeño estudio en casa y todo lo que me salía era mucho más rockero, más cañero que Corazón de Hierro. Me recomendaron buscarme un buen productor fuera de España y hacer algo más internacional. Tuve la suerte de poder contactar con Humberto Gatica (productor de Michel Jackson, Céline Dion y Julio Iglesias, entre otros), hablar con él y convencerle para que viniera a mi casa a ver lo que hacía. Le gustó y dijo que quería ser mi co-productor. Sin embargo, cuando luego fui a grabar a Los Ángeles, él tiraba hacia algo menos rockero, más latino con más percusión y yo hice una concesión. Hoy escucho el disco y me parece una maravilla pero yo sé que no era el disco que yo quería hacer.
¡Ni el que yo quería escuchar! Siempre he dicho que el oyente del disco es muy injusto, el que debe hacer el disco es el artista y se debe respetar su criterio.
Claro, yo esta conversación la tuve con Humberto. Él tiraba hacia lo que él quería y yo hacía lo que yo quería. Hasta que llegó un momento que me dijo muy claro: Si tú me has buscado a mí para que te produzca el disco, déjame que te lo produzca. Si no ¿para qué me llamas? Y en ese momento, que ya estaba bastante avanzada la grabación, no le pude decir nada porque tenía toda la razón. Al final quedó un disco que creo que lleva mi sello y eso trascendió a lo que es una producción. Luego lo defendí en directo algo más rockero de lo que estaba grabado. Y hay mucha gente que le gusta más ese segundo disco que Corazón de Hierro.
Rafa Martín interpreta Bebiendo Tu Amor, segundo tema incluido en el disco Cuando Llegue A Volar.
¿A nivel de ventas tampoco funcionó bien?
Eso fue otra aventura absoluta. No quiero contar determinadas cosas, muy feas, que me hicieron determinadas personas porque he decidido que en mi vida no quiero contar cosas malas.
Es cierto que no tuvo ninguna promoción, apenas se escuchó en la radio.
No tuvo la promoción del otro y hubo un montón de cosas que se hicieron muy mal. Firmé con una discográfica del Grupo Prisa e hicieron muy mal las cosas.
El Rastro Que Otros Seguirán
Para el tercer disco retomas el estilo de Corazón de Hierro. Hay 16 años entre ambos discos. El Rastro Que Otros Seguirán es tan bueno o mejor que Corazón de Hierro.
Es que ese disco está hecho así porque yo me quedé con las ganas de hacer un disco como Corazón de Hierro, no hay otro motivo. Yo creo que no está tan cuidado, no hay el presupuesto que tuvo el primero. Yo cometí un error cuando hice ese disco, y es no dedicarle un poquito más de tiempo: a elegir las canciones, porque tenía muchísimas, a revisar determinados tonos que me quedaron demasiado altos. Pero tiene una de las mejores canciones, o de las que más orgulloso estoy de las que he hecho en mi vida, que es Te He Encontrado Al Final. Me parece un tema redondo de arriba abajo.
Todo el álbum es redondo. En todo disco siempre hay alguna canción que te saltas cuando lo escuchas del CD, pero ¿qué canción de El Rastro Que Otros Seguirán pasas?
Mucha gente me dice que le gusta pero que prefiere Corazón de Hierro. Pero luego hay otra gente que me dice justo lo contrario, que El Rastro Que Otros Seguirán es mejor.
El Rastro Que Otros Seguirán, además, se financió a través de crowdfunding.
Sí, hubo una persona que a través de Facebook se puso en contacto conmigo para ver qué pasaba con ese disco que hacía mucho tiempo que decía que iba a sacar. Yo le dije la verdad, que no tenía presupuesto para producirlo y que lo haría cuando pudiera. Me propuso pedir dinero a la gente para terminar el disco, y le dije que yo no lo iba a hacer pero que le secundaba si lo hacía él.
La reacción fue alucinante, ahí me di cuenta de lo que tenía. En dos o tres semanas teníamos más del dinero que hacía falta, y eso que se le puso un precio nada barato, para poder terminarlo en las condiciones en las que yo hago un disco. La aportación mínima era de 35€ pero hubo mucha gente que puso 50, 100, 200 e incluso una persona, que ya me encargué yo de saber quién era para decirle que no se le ocurriera volver a hacer algo así, puso 1.000€.
Supongo que fue eso lo que te hizo ser consciente de la transcendencia que habían tenido tus discos anteriores.
Eso me hizo ser consciente de muchas cosas. Ahí fue cuando empecé a valorar lo que tenía, y lo que tengo no es éxito comercial. Pero cada día estoy más tranquilo y más a gusto conmigo mismo y, probablemente, si hubiera triunfado no hubiera llegado a ser la persona que soy ahora. Con lo cual estoy encantado de todo lo que pasé.
Rafa Martín en directo
Tocaste con Bob Geldof ante 60.000 personas, eso tiene que ser impresionante, ¿no?
Bueno, esa gente no estaba ahí para mí, estaba esperando a Bob Geldof o a Simply Red. Hab?a un grupo en el público con una pancarta enorme que ponía Por Fin, Rafa Martín, pero de la gente que estaba ahí, el 90% no sabía quién era yo. Además, el sonido y las luces que ponen a un telonero es la mitad del equipo que luego ponen para los otros. Y las 60.000 personas te lo imaginas pero no las ves, con los focos hacia ti sólo ves las dos o tres primeras filas. Con lo cual estás en un escenario mucho más grande de lo que tú estás habituado, con metros entre músico y músico, y eso es de lo único que te das cuenta.
Y del concierto en la Sala Heineken ¿qué recuerdo tienes?
Mariskal Romero fue el que presentó Corazón de Hierro cuando lo toqué en directo por primera vez y por eso le pedí que subiera también al escenario en el concierto de la Sala Heineken en el 20 aniversario de aquel concierto, y lo hizo encantado porque es más majo que nada. Lo recuerdo como un buen concierto pero fue un concierto complicado. Como lo íbamos a grabar en DVD, todo iba con una claqueta y un tempo muy ajustado.
Rafa Martín con Mariskal Romero.
Desde el otro lado, no se notaba nada.
Hay una cosa que me encantó en ese concierto, y es la publicidad a través de Facebook. Es tan bonito ver tanta gente, de diferentes ciudades de España, que se ha conocido a través de mi música y que cuando se unen en un concierto mío es como una fiesta de amigos. Es impresionante, y eso vale mucho más que todo lo demás. El fin es ése. La música sólo es un medio. Yo soy la excusa.
Bueno, más bien el motivo.
Sí, el motivo, la excusa, el medio. Lo bonito es ver a toda ese gente que se une para disfrutar de la música y pasárselo bien y para disfrutar y olvidarse de los malos rollos. Y todo eso es lo que vale de un concierto.
¿Cuándo va a salir el DVD del concierto?
Es una decisión mía. Llevo casi dos años para sacar el DVD que grabé. He tenido una presión que me he puesto yo para sacar ese disco que me ha paralizado. He hecho cambiar las mezclas cuatro veces ya porque no me convence, y es gente que me está echando un cable porque yo ahora no puedo invertir en todo esto. No les puedo exigir y cuando sea el momento de sacarlo, lo sacaré. Ojalá que sea lo antes posible.
Pero estoy casi convencido de que no produciré ese DVD en formato físico. No lo quiero fabricar. Primero, porque es una inversión muy grande que no me puedo permitir ahora; y segundo, (y esto puede que no le guste a mucha gente que prefiere tener las cosas físicas) porque no quiero cobrar nada por él, quiero que sea un agradecimiento que yo tenga con la gente. Prefiero sacarlo en formato digital y el que quiera que se lo baje, carátula incluida, porque estoy empezando a entender que, en realidad, el dinero lo único que hace es poner inconvenientes a todo.
¿Algún concierto que recuerdes especialmente?
El concierto en la Sala Heineken es un recuerdo muy bonito y va a salir un DVD muy bueno, pero no cambiaría ninguno de mis conciertos hoy por hoy por mis conciertos en el Ritmo y Compás presentando mi último disco y con Pete Lesperance de Harem Scarem en la banda. Para mí esos dos días fueron mi regalo por haberme dedicado todos estos años a la música. Lo que pasó en esa sala esos dos días fue mágico, para mí y para todos los que estaban abajo. Y eso es muy difícil que lo volvamos a repetir todos.
Rafa Martín jamás olvidará los conciertos que dió en la madrileña sala Ritmo y Compás en febrero de 2013.
¿Cómo has conseguido compaginar las giras con tu vida personal?
Yo nunca he hecho giras mundiales ni de cuatro meses seguidos, aunque me hubiera encantado en muchos momentos de mi vida y puede que me vuelva a apetecer. Pero eso no existe ya. Menos en Madrid, donde he llegado a organizarme yo mis conciertos y he metido seiscientas personas en una sala, siempre he estado tocando en garitos de 300 personas.
Proyectos actuales
También has compuesto para otros artistas, ¿no?
El tema de componer para otros es, como todo en esta vida, muy complicado, sobre todo si quieres componer para gente que coja tu canción y eso te pueda dar unos ingresos como para dedicarte sólo a ello. El que canta esas canciones tiene a un productor, a un manager o a un guitarrista, y todos ellos quieren que la canción sea suya para ganar dinero. Hay tantos filtros hasta que llega al artista y tantos intereses de por medio que es muy difícil que te cojan una canción. Yo no he colocado ninguna que me haya hecho ganar lo suficiente. Los repartos de SGAE son cada seis meses y yo, contando todo lo que he compuesto, el año que más he ganado no me ha dado para vivir ese año. Para mí nunca ha sido un medio de vida, ha sido una manera de expresarme y de divertirme haciendo un trabajo. Por eso siempre he buscado el poderme dedicar solo a esto. Pero como es muy difícil he decidido dedicarme también a otras cosas que también tienen que ver con la música aunque no sea eso.
¿Tan difícil resulta dedicarse a la música en nuestro país?
Yo nunca he logrado ganarme la vida con mi música, jamás. Es más, me he gastado mucho más dinero en hacer mis discos de lo que he ganado con ellos. El único disco que no me pagué, el primero, lo tuve que comprar. Sí, cuando me echaron de Sony, les pedí mi disco y me lo vendieron. Lo tuve que comprar y es mío. El segundo me lo pagué yo y el tercero, me lo hice yo con la ayuda de la gente a través de una iniciativa de crowdfunding que no fue mía ¡La gente se prestó a financiarlo sin que yo lo pidiera!
Ahora estás como músico y encargado del sonido en la Sala Fiat Café de Madrid, pero ¿llegaremos a ver algún disco nuevo de Rafa Martín?
Si yo vuelvo a grabar un disco, puede que sea muy rockero o puede que sea más tranquilo, no me voy a poner ninguna presión ni premisa. Voy a hacer lo que me salga y lo que sienta. A partir de ahora creo que todo lo que haga no lo voy a volver a cobrar, lo que quiero es compartirlo y transmitirle de algún modo las mismas sensaciones que yo tengo a la gente que lo escucha. Y eso creo que es mucho más grande que el dinero.
Concluimos esta charla a las 4:00 de la madrugada después de haber estado Rafa trabajando hasta muy tarde lo cual demuestra su calidad humana y sobre todo, que en su caso, no como en otros, el talento no ha eclipsado lo más mínimo la humildad y la amabilidad. Gracias por tu música, Rafa.