Seguramente si alguien preguntara qué dos presidentes de Estados Unidos han sido asesinados muchos rápidamente contestarían Lincoln y Kennedy. Pero ¿qué pasaría si nos preguntaran qué presidentes españoles han muerto de forma violenta? Por desgracia en este tema ganamos a los norte-americanos, si bien no se han hecho superproducciones cinematográficas para difundirlo al mundo. Magnicidios nacionales.
Cinco han sido los presidentes españoles que han muerto asesinados, cuatro de ellos en Madrid en sitios tan populares como la Puerta de Sol, la Puerta de Alcalá o en pleno barrio de Salamanca. Los cuatro primeros presidentes asesinados lo fueron en un periodo de 51 años, entre 1870 y 1921, lo que nos da una idea de lo convulsa que fue aquella época. El último asesinato de un presidente se produjo en 1973 en plena dictadura franquista.
El General Prim (1870)
El primer presidente asesinado fue el General Prim en 1870. Juan Prim fue un político liberal y militar cuya intensa vida política llego a su punto álgido con la revolución que se produjo en España en 1868, conocida como «La Gloriosa», y que provocó el exilio de la reina Isabel II. Ese mismo año, el partido de Prim ganó las elecciones con una holgada mayoría absoluta y después de las mismas se produjo un hecho inédito: las Cortes Generales eligieron por votación quién debía ser el nuevo Rey de España fuera de la línea sucesoria borbónica. El elegido fue un hijo del rey de Italia, Amadeo de Saboya, que fue proclamado rey a principios de 1871 y cuyo difícil reinado solo duró dos años, en los cuales sufrió todo tipo de desplantes de la nobleza española. Tampoco ayudó mucho que el título nobiliario de su esposa fuera el de Princesa de La Cisterna.
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El General Prim (izq.) y Amadeo de Saboya (dcha.)
A finales de 1870, mientras Amadeo viajaba en barco a España para tomar posesión del reino, el general Prim salía del Congreso de los Diputados en dirección a su residencia en el Palacio de Buena Vista (hoy Cuartel General del Ejército). Antes de salir del Congreso, uno de los diputados, José Paúl y Angulo, le espetó de forma profética ¡Mi general, a cada cerdo le llega su San Martín! y poco después, cuando el coche de caballos transitaba por la actual calle del Marqués de Cubas, entonces llamada calle del Turco, tres coches de caballos cortaron el paso del coche presidencial y rápidamente los asesinos descargaron sus armas contra él. El presidente recibió varios balazos muriendo tres días más tarde a causa de las heridas, según la versión oficial.
Recreaci?n del magnicidio en la serie de TVE El Asesinato en la Calle del Turco.
La primera noticia que tuvo Amadeo de Saboya cuando desembarc? en Cartagena fue la del asesinato de su m?ximo valedor, lo que le har?a reflexionar de la dif?cil empresa a la que se enfrentaba. Nada m?s llegar a Madrid y antes de su proclamaci?n, Amadeo present? sus respetos ante el cad?ver del general en la Bas?lica de la Virgen de Atocha, donde hoy en d?a podemos encontrar una placa del Ayuntamiento que recuerda este hecho.
«Amadeo I frente al féretro del General Prim», cuadro de Antonio Gisbert (1870).
Nunca se sabrá con certeza quiénes fueron los autores materiales del asesinato pues no se les detuvo. En cuanto a los autores ideológicos, siempre han estado bajo sospecha el Duque de Montpensier, que anhelaba para sí la corona; el General Serrano, que sucedió a Prim en el cargo de Presidente; y el diputado que recordó al general la llegada del día de San Martín.
En 2012 el departamento de criminología de la Universidad Camilo José Cela hizo un estudio de los restos momificados del General Prim ¡con un resultado sorprendente!
Antonio Cánovas del Castillo (1897)
Angiolillo justificó su crimen como venganza por las torturas recibidas por los arrestados como sospechosos, en su mayoría anarquistas y sindicalistas, de haber llevado acabo el atentado que se produjo en 1896 en Barcelona durante la procesión del Corpus Cristi en el que murieron doce personas y otras muchas fueron heridas.
Ilustración del asesinato de Cánovas del Castillo aparecida en un libro de Francisco Pi y Margall.
Cánovas del Castillo fue uno de los políticos españoles más influyentes del siglo XIX y su muerte fue sentida por todos los políticos españoles de la época con independencia de su ideología.
José Canalejas (1912)
José Canalejas Méndez (1854-1912).
En noviembre de 1912, el Presidente del Gobierno, José Canalejas, se dirigía a una reunión en el Ministerio de Gobernación, que entonces estaba situado en el edificio del reloj de la Puerta del Sol de Madrid. Como llegaba pronto a la reunión decidió pararse frente al escaparate de la librería San Martín, situada en el edificio contiguo al del reloj.
Según algunas investigaciones el objetivo de Manuel Pardiñas era el rey Alfonso XIII, pero al encontrarse al Presidente indefenso en la calle decidió cambiarlo. Una pequeña placa recuerda el asesinato de Canalejas en plena Puerta del Sol. Si pasea por allí, búsquela.
En 1912 se realizó este cortometraje recreando el magnicidio que, como curiosidad, es el primer trabajo en el mundo del cine del gran actor Pepe Isbert.
Eduardo Dato (1921)
Los tres asesinos resultaron ser anarquistas catalanes que actuaban en venganza por las represalias del gobierno civil en Cataluña. De los tres asesinos, uno, Pedro Mateu, fue arrestado a los pocos días en Madrid y aunque fue condenado a muerte en 1931 fue amnistiado por la Segunda República junto a otro de los asesinos, Luis Nicolau, que había sido detenido en Alemania en septiembre de 1921. El tercer asesino, Ramón Casanellas, logró escapar a la Unión Soviética de donde volvió en 1931 para ser cabeza de lista del Partido Comunista por Barcelona en las elecciones de ese año. Curiosamente, Ramón murió en 1933 en un accidente de motocicleta.
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Estado en el que quedó el coche de Eduardo Dato tras el magnicidio (izq.) y portada del semanario francés Le Petit Journal Illustré recreando el momento del asesinato (dcha.).
Carrero Blanco (1973)
El quinto y último Presidente asesinado en España hasta la fecha fue el almirante Luis Carrero Blanco, presidente del gobierno y mano derecha del jefe del Estado en 1973, el dictador Francisco Franco. En este caso, al igual que en el de los presidentes americanos, sí hay una película sobre el tema llamada Operación Ogro (1980).
En 1973 muchos veían a Carrero Blanco como el sucesor de Franco, y por eso la banda terrorista ETA planeó su asesinato, si bien en un principio se planteó secuestrarlo. El almirante era un hombre de costumbres y todos los días a primera hora de la mañana asistía a Misa en la iglesia de San Francisco Borja, en la calle Serrano de Madrid, frente a la embajada de EEUU. Los terroristas estuvieron durante un año estudiado los movimientos de Carrero y, conocedores de sus costumbres religiosas, decidieron alquilar un bajo en el edificio situado en la parte de atrás de la iglesia, en la calle Claudio Coello, por la que pasaba todos los días en su coche una vez terminaba la Misa. Desde el bajo los etarras hicieron un túnel hacia el centro de la calle, diciendo a los vecinos, para que no se alertaran por los ruidos de los picos, que el inquilino era un escultor de piedra. Una vez terminado el túnel colocaron en su interior tres cargas antitanques.
El 20 de diciembre de 1973, una vez terminó la Misa, al paso del coche presidencial los terroristas activaron la carga. La deflagración provocó un gran cráter en el suelo, y elevó el coche del presidente por los aires más de doce metros, superando éste la fachada de la Casa Profesa contigua a la iglesia. El coche terminó cayendo en el patio interior de la citada casa muriendo en el acto Carrero Blanco, el chófer y un inspector de policía que iba con ellos.
Reconstrucción del asesinato de Carrero Blanco con imágenes de la película Operación Ogro y noticiarios de la época.
Los tres etarras se refugiaron en un piso franco en Alcorcón durante más de un mes tras el cual la organización terrorista los trasladó a Francia. En 1978 uno de los terroristas, José Miguel Beñarán alias «Argala», fue asesinado en Francia, en represalia por el asesinato de Carrero, por la organización de ultraderecha denominada Batallón Vasco Español. El jefe del comando, Jesús Zugarramurdi alias «Kiskur», fue herido en un atentado perpetrado por los GAL en 1984.
¿Dónde fueron enterrados?
Los cuerpos de los presidentes Antonio Cánovas del Castillo, José Canalejas y Eduardo Dato descansan en el Panteón de Hombre ilustres de Madrid, que es uno de los tesoros de esta ciudad que mucha gente no conoce y que animamos a visitar.
Sepulcros de Cánovas del Castillo (izq.), José Canalejas (centro) y Eduardo Dato (dcha.) en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid.
El General Prim en un primer momento también fue sepultado en este panteón, pero en 1971 se trasladó su cuerpo a su ciudad natal, Reus.
Carrero Blanco fue enterrado en el Cementerio de Mingorrubio, en el madrileño barrio de El Pardo, donde también descansan muchos otros políticos, militares, juristas e intelectuales, tanto de la época de la democracia como de la dictadura.