La noche del 18 de Mayo de 1996 la luna salió tarde. La Gibson SG brillantemente empuñada por el maestro Lapido lloraba los últimos acordes de una vieja canción de principios de los años 80 titulada Fuego En Mi Oficina. Aquel día descubrimos cómo acaban los sueños, y así terminó la leyenda del que para muchos (entre los que me incluyo) fue el mejor grupo de rock que jamás existió en España.
El pasado 26 de Octubre saltó la noticia que todos su fans llevaban 20 años esperando: 091 regresa a los escenarios. Las reacciones no se hicieron de esperar y en redes sociales y prensa la noticia empezó a correr como la pólvora. Hasta tal punto ha sido buena la acogida que el día 9 de noviembre salieron a la venta las entradas para los conciertos de Madrid (día 11 y 12 de Marzo de 2016) y en una hora se habían agotado todas para ambas fechas. Inmediatamente se añadió una nueva fecha (Jueves 10 de Octubre) y en media hora se volvió a colgar el ¡No hay billetes!
091 siempre fue una banda alabada por la crítica pero con escaso éxito de público, o al menos mucho menos del esperado por tan buenas críticas. Para el lector seguramente sea complicado entender la devoción profesada por los fans de la banda y desde estas líneas intentaré acercarle un poco al mundo creado por estos granadinos, lo que puede ayudar un poco a entender a estos 2000 locos que les seguimos desde hace tantos años.
Nos remontamos al año 1981 cuando José Ignacio García Lapido, junto a su hermano Javier y Tacho González graban un single de dos canciones con el grupo Al-Dar. El grupo desaparece pero José Ignacio y Tacho se juntan a José Antonio García y Antonio Arias (hermano del guitarrista de TNT Jesús Arias) para formar 091.
Tras varios años de ensayos, curtirse en mil y un conciertos por la geografía española y ganar el III Concurso de Pop Rock Alcazaba, la banda consigue grabar su primer disco titulado Cementerio De Automóviles, que se publica en 1984. Es un disco muy influenciado por el punk y fue publicado por la compañía DRO.
La compañía no apostó por la banda y los problemas de promoción les llevaron a firmar con Zafiro para la grabación de su segundo larga duración en 1986 titulado Más De Cien Lobos, producido por el mismísimo Joe Strummer (líder la banda británica Clash). En el libro que repasa la biografía de la banda: 091 (Juan Enrique Gómez y Juan Jesús García, 1996) se detalla cómo conocieron a Strummer en un bar de Granada y como el líder de Clash llegó a producir el disco.
En este disco, aunque contiene algunos buenos temas, la banda aún no había alcanzado la madurez que conseguiría años después. Como curiosidad personal, comentaros que una de las canciones, titulada En La Calle, dio titulo y puso sintonía a un programa de radio que realicé junto a unos amigos hace unos años. Tras la publicación del disco Antonio Arias decide abandonar el grupo por su escasa influencia en las composiciones de la banda, acaparadas por el que era su líder, José Ignacio García Lapido. Para sustituir a Antonio Arias, la banda decide contar con Ángel Doblas (líder del grupo TNT).
En estos tiempos la banda ya se ha forjado un nombre como grupo de directo, donde siguen asombrando con cada descarga, lo que lleva a la banda a girar fuera de España por primera vez, siendo Francia su destino.
En el año 1988 publican su tercer disco con el título Debajo De Las Piedras donde siguen sin conseguir plasmar toda la fuerza que transmiten en directo en un disco. El LP nuevamente contiene grandes temas pero que pierden mucho respecto a como suenan en los conciertos de la banda.
El salto definitivo de la banda se produce en el año 1989 con la publicación de Doce Canciones Sin Piedad, grabado nuevamente con Antonio Arias al bajo, que volvió a la banda, aunque posteriormente abandonaría definitivamente el grupo. El disco fue acogido por la crítica como uno de los discos del año y el público también tuvo una respuesta mucho mayor que sus anteriores trabajos.
En estos momento las composiciones de José Ignacio empezaban ya a acercarse a lo que lograrían ser en un futuro, una perfecta armonía entre la potencia rock y el buen gusto de unas letras sublimes, con un alto contenido poético. Un claro ejemplo de lo que debe ser una canción rock, en la que la música no debe prevalecer sobre la letra ni viceversa sino que deben convivir en una perfecta simbiosis lírica.
En su escalada de calidad, en el año 1991 se publicaría El Baile de la Desesperación, disco en el que se acercan en sonido a la potencia y crudeza que transmiten en sus directos. Este disco contiene su mayor éxito comercial, la canción La Vida Qué Mala Es que, todo dicho sea de paso, nunca me pareció un gran tema e incluso para mi gusto es de las canciones más flojas de la banda. En el LP colabora Chris Wilson, leyenda del rock californiano, guitarrista de los Flamin’ Groovies. El disco cuenta con un puñado de buenas canciones y es el germen del que para mí sería el mejor disco de 091.
En 1993, entran a formar parte de la banda Víctor García Lapido (hermano pequeño de José Ignacio) y Jacinto Ríos, consolidándose la que para mi gusto fue la mejor formación de la banda y la que retorna ahora 20 años después. Una vez terminado el contrato con Zafiro la banda consigue firmar con Polygram y publican su obra maestra Tormentas Imaginarias, un disco redondo de principio a fin y con una multitud de grandes temas. Gracias a este disco yo conocí al grupo y desde entonces no han dejado de ser la banda sonora de mi vida. A pesar de ser el disco más vendido de 091 no supuso el salto al gran público, seguramente motivado nuevamente por la desidia de la compañía.
En el año 1995, cansados de las compañías discográficas, se decantan por la autoedición y publican el que sería su último álbum de estudio: Todo Lo Que Vendrá Después, un álbum notable con otro puñado de grandes canciones que demuestra lo que todo el mundo pensaba cuando anunciaron la separación y es que lo dejaban en su momento más álgido artísticamente hablando.
El desencanto de la banda llevó a anunciar la separación con una larga gira que les llevó por el territorio nacional y que dejó como epílogo un fabuloso disco en directo, titulado último Concierto, publicado en el año 1996.
Años después de su separación se publicaron dos discos homenajes, en los que un montón de grandes bandas y artistas rendían tributo a 091. Canciones De Cuna Y De Rabia (2002) contaba con artistas como Los hermanos Dalton o Doctor Divago entre otros. Partiendo De Cero (2002) contaba con Amaral, La Frontera o Quique González entre otros. Pocos grupos españoles (ahora mismo no me viene a la cabeza ninguno) pueden tener el orgullo de contar con dos discos homenaje.
Además de esto, en al año 2008, el profesor de lengua y literatura Jordi Vadell publica el libro En Cada Lamento Que Se Hace Canción en el que hace una interpretación de todas las letras escritas por José Ignacio Lapido en toda su carrera.
Y así pasaron los años desde aquella noche de mayo del año 1996 hasta el 26 de Octubre de 2015, en los que inundaron el aire de la noche los amantes con sus besos, lo que hizo que volvieran y cuando vuelvan a sonar las guitarras aullará el silencio en el cofre de recuerdos que escondieron, avivando ese fuego que sin humo y que sin llama nos quema. Pero como todos los sueños acaban, sabemos que el cielo volverá a teñirse de color vino y nuevamente llenará nuestras copas de licor y tristeza cuando suenen las últimas notas de esta maravillosa maniobra de resurrección.

El autor, Jesús Jiménez (2 por la izquierda) con José Ignacio Lapido (2 por la derecha) tras el primer concierto que dio 091 en la sala Joy Eslava de Madrid